domingo, 3 de febrero de 2013

El reloj que retrocede.


El reloj que retrocede

¡Hola! Me llamo Sonia, tengo 17 años, os voy a contar lo que me pasó hace 9 meses. 

Hace un par de años, vi mis padres morir… 
era bastante pequeña, me dijeron unas palabras antes de que cerraran los ojos, pero… 
yo no era consciente de eso… no sabía que querían decirme.

Llevo mucho tiempo indagando, pero tengo ahora la ayuda necesaria…

La de Carlos, mi novio, el tiene cualidades mentales y físicas que ni si quiera sabe cuáles son, pero gracias a un profesor de la biblioteca de la ciudad Vermelle, yo sé cuáles son, no las puedo contar, es un secreto, las tiene que descubrir por sí solo.

Pasadas unas 2 semanas… estuvimos en muchísimas bibliotecas, buscando libros de viajes al tiempo, hasta que Carlos, cogió un libro que no tenía nada que ver con el viaje del tiempo, pero al abrir el libro, se encontró una pieza de un reloj… y una nota en la que ponía, tu destino es ir a el arcoíris…

Los dos no sabíamos de qué se trataba, podía ser el final de un arcoíris, podía ser un reflejo de la lluvia en el suelo… no lo sabíamos…

Seguimos buscando en ese libro, y no entendíamos los jeroglíficos parecía un idioma distinto, muy distinto, todas las letras eran como diamantes, diamantes cruzados, diamantes separados… al final del libro, había una un diccionario, lo abrimos y salían todas las letras, pedimos esos libros, y nos los llevamos a casa…

Todo el camino hacia casa, nos preguntamos donde podíamos encontrar la otra pieza del reloj, un arcoíris… unos jeroglífico en forma de diamante… 

Carlos, estuvo buscando en el mapa, una ciudad llamada Diamond, el pensaba que ahí estaba la siguiente pieza del reloj.

4 días después, cogimos un barco y nos fuimos a Diamond, tardamos 1 mes en llegar, estaba muy separado de nuestra ciudad…
 Cuando llegamos, vimos que la ciudad era muy brillante, todas las casas tenían adornos, los rascacielos eran enormes, y brillaban mucho, cuando el sol se situaba en frente de ellos, lanzaba destellos.

Carlos miró al rededor, y justo, un destello de el rascacielos, señalaba un bosque de arboles diamante.


Nos dirigíamos hacia allí, pero antes de montarnos en los coches, vimos a un animal que hablaba, era una alpaca, y tenía alas, nada más verla, pensábamos que era muy amable y nos podría acercar, así lo hicimos…

Al llegar allí, la dimos comida y la llevamos a pastar, ella nos preguntó:

- ¿Puedo ir con vosotros?

Yo respondí:

- Claro, pero vamos sin rumbo fijo.

La alpaca Jundix, nos llevó sobrevolando todo el bosque, hasta llegar a un riachuelo, que brillaba mucho y atraía a las aves…

Nos fijamos en que si poníamos el pie en el agua, podíamos andar sobre él, así que seguimos todo el camino del rio hasta el final.

Caminamos un largo tiempo, Carlos y yo estábamos muy cansados, decidimos descansar debajo de un árbol.
Cuando despertamos, Jundix la alpaca, nos había llevado hacia un templo de cristal… Ella necesitaba descansar, la dejamos dormida en la entrada de la enorme puerta.

No sabíamos como entrar, la puerta tenía otros jeroglíficos, pero Carlos había traído el diccionario. En los jeroglíficos ponía: “una gota de tu ojo has de sacar y al cielo la lanzarás, el sol la atravesará y tú podrás entrar.”
Lloré, lancé la gota al cielo, y en un instante la puerta despareció…
Al entrar, sentía mucho frío, todo parecía estar muy congelado, y brillante.

Carlos pisó una baldosa, y apareció una nota, también tenía jeroglíficos, en ella ponía;
De las trampas tendrás que escapar, pero un objeto tendrás que arrojar. 

El estaba seguro de que tenía que lanzar algún objeto al aire, y las trampas se bloquearían. Y así fue, tiró uno de sus zapatos y las trampas se pusieron a funcionar, todas se desbloquearon.


Seguíamos caminado, hasta que llegamos a un puente de cristal, estaba segura de que si pisábamos íbamos a caernos, Carlos tiró su otro zapato, y así era, el puente se derrumbó, y apareció otro, este era más seguro.

Lo cruzamos sin problemas. 

Después de caminar un buen rato, llegamos al final, no había salida, estábamos encerrados, estábamos dando vueltas en círculo sin darnos cuenta, Carlos me gritó y me dijo que parase, había unos diamantes a los laterales de cada muro, eran voladores, nos estaban persiguiendo en círculo, no nos habíamos dado cuenta hasta ese instante, y nada más Carlos decirme ¡Corre! 
Los diamantes se cayeron encima de nosotros, yo estaba a punto de morir, Carlos me empujó, y nos salvamos.

Nos fijamos en que los diamantes estaban rotos, se esparcieron, y apareció una nota, en la que en ella venia escrito: 

Mira hacia arriba, mira hacia abajo, y un arcoíris, aparecerá, sigue ese atajo.
Rápidamente llamamos a Judix, apareció en segundos, y nos fuimos por el atajo del arcoíris.

Yo me fije en el camino, y al pasar por el color azul, nos encontramos un número del reloj, era el número 1. Eso era una señal, teníamos que encontrar la base del reloj, y los 12 números. 

Al salir de aquel templo, encontramos un portal, yo me ti a mano, y me aspiro, Carlos se asustó y fue detrás mía, y Judix nos acompañó.

Cuando llegamos, estábamos muy mareados, vimos un cartel en el que ponía; 
“WELCOME TO PALIQUIO”
No sabíamos que ciudad era, pero tenía aspecto antiguo, la gente era siniestra, parecían muy viejos, no había niños…
Pensábamos que habíamos retrocedido, pero no. Era una ciudad secreta, nadie la conocía, al salir de ella la teníamos que guardar en secreto.

¡Nadie se puede enterar de que os lo he contado! Shhh.
Jundix nos guió hacia un museo, en la entrada del museo, nos encontramos a Rose, nuestra guardiana, la conocimos por sorpresa, ella tiene el don del pelo, cualquiera que la intente molestar, moriría asfixiado por su pelo. 



El museo era muy siniestro, estaba lleno de jeroglíficos, Rose sabia donde se situaba la nueva pista, y nos llevo hasta ella, estaba en lo alto de un reloj de cuco, en esa nota ponía: 
Supérate y vuela, no tienes alas, pero puedes volar.
Tuve fé, y intenté volar, lo intenté con todas sus fuerzas, y finalmente lo conseguí, volé hasta aquel reloj de cuco.
 En él se encontraban dos piezas más, la base del reloj y el número 2. 
Rose decía que aun habían más pistas, que siguiera buscando…
Carlos y Jundix estaban agotados, pero gracias a Rose, su guardiana, estaban ganando fuerzas.  
Saqué el libro, y empezé a traducirlo,  decía que los 10 números se encontraban en ese mismo museo, solo necesitaba paciencia, y cabeza.
En la siguiente nota ponía; 
Debajo de tus pies estoy, salta fuerte y apareceré.
Salté muy fuerte, y aparecieron 3 números más el 3, 4 y 5.
No perdía la esperanza, haría cualquier cosa para poder saber que dijeron mis padres en ese momento.
Ya que tenía la base del reloj, se lo dí todo a Carlos para que empezara a montarlo.
Jundix gritó;
-ENCONTRADO UNA NOTA, ¡VEN SONIA, AYÚDAME!

Fui rápidamente hacia ella, la nota estaba pegada a su pata, y tuve que leer del revés.

La nota decía que, en el mundo al revés tengo cuello largo, patas largas, pies enormes, no tengo cola, no tengo dientes afilados…

Rápidamente pensé en un ratón, había uno delante de mi, el escapó, pero seguí las huellas.

Finalmente, encontré el escondite del ratón, dentro de el había 5 números más, el 6, 7, 8, 9, 10.
Solo nos faltaba un número, el 12, y podríamos... saber que era lo que dijeron mis papás.
Volvi hacia Carlos, Jundix y Rose, pero lamentablemente, me encontré a los guardianes de el reloj, que me arrebataron los 5 últimos números que recogí, apareció una nota en la que ponía; 
Vuelve a buscarlos, se sitúan en el mismo sitio, repite esa escena.
Estaba muy confundida, no me acordaba bien de donde estaban esas piezas, hasta que escuche el sonido de un ratón, y nuevamente, lo seguí.
Encontré el escondite, y sí, ahí estaban los números.
Volví nuevamente hacia Carlos, Jundix y Rose, y volvieron a aparecer los guardianes, pensaba que estaba encerrada, sin salida, que esta sensación de volver hacia atrás era para siempre, pero no, me quedé inconsciente,  aquel ratón me mordió, y tenía aun los números en las manos.
Carlos me empezó a echar de menos, y fue en mi búsqueda, me encontró, no podía moverme, parecía que aquel ratón era venenoso…

Me sentía muerta, muerta por dentro… no podía moverme, mi corazón iba más lento, y más lento, me faltaba la respiración, antes de cerrar los ojos, le dije a Carlos que siguiera buscando ese número, el 12.
Y que le quería, que si yo desaparecía, que él me mandara el menaje de mis padres,  al cielo, y que yo iba a estar bien.

 El empezó a llorar, Rose no pudo hacer nada por mí, morí…

Y si, ahora mismo estás leyendo la historia de un fantasma, ¿Raro, no?
Carlos siguió buscando, no se rindió, lo hacía por mí, él sabía que yo estaría más tranquila sabiendo ese mensaje, necesitaba escucharlo.
Carlos siguió buscando pistas, encontró una más, esta decía:
Vuelve a tu ciudad, Vermelle, en la casa de Sonia entrarás, y un número nuevo, aparecerá.


Carlos no lo dudo ni un segundo, tardó un mes más en regresar a Vermelle, Jundix y Rose, le acompañaban, no lo dejaron solo en ningún momento.

Carlos entró a mi casa, y sí, el numero 12 apareció  lo colocó, y el reloj se hizo enorme, el quería retroceder al momento de mi muerte, pero yo desde el cielo, le mandaba señales, de decía que no lo hiciera, que nos íbamos a encontrar aquí arriba, yo necesitaba escuchar aquel mensaje de mis padres.

El empezó a llorar, y puso la fecha en la que murieron mis padres:
 06/03/2089 12:56 am.

Apareció mi imagen, y la de mis padres, mis padres me dijeron…
Mantente fuerte, no te derrumbes, siempre que tu muro se desmorone, constrúyelo otra vez. 
Carlos nada más escuchar eso… se tiró por la ventana, y sí.
Aquí estamos todos reunidos, en el cielo.